jueves, 27 de enero de 2011

Cualquiera escribe

Por Javier Alejandro Sottini

Aquellos que somos amantes de la lectura, muchas veces cometemos el grave error de sostener a ultranza como una verdad inamovible, aquello que escribe tal o cual escritor, sólo porque haber sido escrito por ese autor. Incluso antes de haber leído el escrito, ya estamos de acuerdo con el contenido. “Si lo escribió tal, debe ser cierto”.
Pero lo peor, y más aún en el ámbito cristiano, es creer que lo que el autor escribe es producto de su propia experiencia, o que esos hechos sobrepasan el límite de la palabra escrita para transformarse en parte de la vida cotidiana de quien lo expone.
Vamos… en otras palabras, creemos que lo que el autor escribió, también lo practica.
“Craso error”, diría un profesor mío al que le encantaba usar expresiones que habían caído en el olvido.
Con esto no quiero decir que lo que una persona escribe no sea de bendición para quienes lo leen por el hecho de que el autor haga de su vida un carnaval. Claro que no. Por amor a sus hijos, Dios puede hacer que una piedra escriba mensajes que destilen verdad, amor y paz.
Mis palabras apuntan a que debemos ser más cuidadosos con lo que leemos. El auge de Internet –y todo lo que la rodea- hace que cualquier caído del catre escriba lecciones de moralidad y quiera enseñarnos el camino al Paraíso.
Hoy encontramos un profeta debajo de cada piedra del camino.
¿Cómo reconocer si algo es falso o verdadero? Muy simple. Debemos compararlo, pasarlo por el tamiz, de algo que estemos seguros que es verdadero e inmutable.
Si tengo dudas del color de una prenda, entre el celeste y el turquesa, simplemente la comparo con algo inalterable: el cielo. Si se asemeja, estaré seguro que es celeste.
Cuando leemos algo, debemos cotejarlo con lo único inalterable, inamovible y absolutamente cierto y verdadero –aún más que el cielo- que es la Palabra de Dios.
Si está basada en ella, es verdadero; de lo contrario, es basura.
La Biblia nos aconseja al respecto: “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1º Tesalonicenses 5:21).
No crea todo lo que lee, no confíe en el abajo firmante, descanse en la Palabra de Dios, porque en los tiempos que corren, cualquiera escribe… incluso yo.

1 comentario:

  1. El remate es EXTRAORDINARIO. Me arrancó una sonrisa y en estos días no es labor fácil. Tenga usted una excelente noche.

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